viernes, 28 de noviembre de 2014

Reflexiones en Psicología Apícola: Terapia con las Abejas



La apicultura puede ser terapéutica, por lo menos para mí. Es como una pastilla para mi salud mental. Es especialmente necesario con mi trabajo como maestro en una escuela primaria.


Trabajando todo la semana con alumnos de quinto y sexto grado se cansa uno. Es como ser un vaquero todo el día. Constantemente tengo que enlazar a todo y encontrar la manera mantenerlas controladas y enfocada en el clase. Agrega los demás deberes de un maestro como actividades escolares, planificación de clases, y calificar trabajos y exámenes. Enseñando en una escuela bilingüe en Honduras no es un asunto fácil. Muchas veces piensa como puedo mantener mi cordura. 


Contemplando las flamas.


Como muchos apicultores probablemente han experimentado, abejas son buenas para el alma. Simplemente sentarse y convivir con las abejas normalmente me ayuda quitar la tensión y olvidar de todo lo demás problemas tengo con mi trabajo o con la vida en general. No pienso en nada más que en la manera que las abejas que miro llegan y salen. Después que uno se acostumbra ser cerca de ellas, su zumbido empieza sonar como música—calmado y relajante.


Simplemente salirme de la casa e irme al apiario puede hacer lo mismo. Siento afortunado tener uno de mis apiarios cerca el rio que cruza el valle donde vivo. Para llegar allá, primero tengo que cruzar un parque privado ubicado afuera del pueblo (arboles enormes y viejos de mango en el borde del camino que atraviesa el lugar) hasta que llego a un puente hamaca que cruza el rio. Las colmenas están situadas en el terreno de una finca por el otro lado del puente.


Temprano en la mañana es lo mejor tiempo ir allá, por ejemplo cuando estoy trasladando enjambres recién agarrados. Me levanto en el madrugado para llevarlos, amarrados atrás de mi motoneta. Es trabajo fácil. Agradable.


Cuando termino es hora de café. Yo llevo mi termo abajo el puente a la orilla del agua. La temperatura todavía es muy agradable, no el calor sofocante de los tardes. Una taza de buen café Hondureño (fuerte, sin azúcar, un poco de leche) levanta el espíritu. No hay niños gritando, no hay planes de clases para hacer, no hay exámenes calificar—solamente yo y las abejas y el rio (¡y mi café!).


Café de la mañana y el tranquilidad del rio—un calmante para la mente.


¿Ahora, puede la apicultura convertirse en una herramienta más formal si el apicultor necesita alguna forma de terapia y tener su cabeza analizado? Es posible.


La mayoría de gente probablemente saben acerca de los exámenes con manchas de tinta de Hermann Rorschach, que usan los psiquiátricos para analizar que está pasando en la cabeza de su paciente (dígame que mira en esta pintura). La misma cosa probablemente puede hacer para el apicultor—usando las flamas de su ahumador. 


Frecuentemente invito personas a trabajar y jugar con las abejas conmigo. Este era el caso el año pasado con Kevin de Canadá, quien estaba trabajando conmigo en la escuela bilingüe de mi pueblo. Le pedí que prende el ahumador. Para abejas africanizada este significa que es grande—el tipo que empieza a tirar flamas cuando quiere que el material para el humo esta quemando bien. Como normal, comencé a tomar fotos.


Después yo puse en Facebook el foto que mira arriba, y los comentarios empezaron acerca de que las personas estaban mirando en las flamas—justamente como las manchas de tinta. Es un pájaro, es un tiburón, es un caballo de mar. Ahora, mira estas dos fotos también.


Exámenes con manchas de tinta para los apicultores—mira a las flamas y dígame que mira.


¿Así, que miran ustedes? ¿A que parece aquellas flamas? ¿O más importante, que significa las formas que están mirando? ¿Está todo normal arriba en su cabeza, o no? Déjeme saber.

--Tom


Versión en inglés (English version) en mi otro blog “Musings on Beekeeping”